Las persianas son una parte fundamental en cualquier hogar o local. Protegen del sol, mejoran la privacidad y aportan aislamiento térmico y acústico. Sin embargo, con el uso diario y el paso del tiempo, es normal que empiecen a fallar si no se cuidan correctamente.
La buena noticia es que con un mantenimiento básico y regular, puedes prolongar considerablemente su vida útil y evitar muchas averías costosas.
Limpieza regular: más importante de lo que parece
El polvo, la suciedad o incluso pequeños restos de insectos pueden acumularse entre las lamas o en el cajón de la persiana. Con el tiempo, esto puede generar roces, atascos o ruidos al subir o bajar.
¿Qué hacer?
- Limpia las lamas con un paño suave y húmedo, al menos una vez al mes.
- Si hay mucha suciedad, usa una aspiradora con cepillo o un trapo con jabón neutro.
- Evita productos abrasivos que puedan dañar el acabado o desgastar el material.
Lubricación de piezas móviles
Uno de los fallos más comunes es que la persiana suba con dificultad o haga ruidos molestos. Muchas veces, esto se debe a la falta de lubricación.
¿Dónde aplicar lubricante?
- En el eje de enrollado.
- En las guías laterales.
- En rodamientos o poleas si son accesibles.
Consejo: Usa lubricantes en spray específicos para mecanismos, nunca aceite de cocina ni productos que acumulen polvo.
Revisión de la cinta o el motor
La cinta es una de las piezas que más se desgasta con el uso. Si se deshilacha o pierde tensión, puede romperse de forma repentina. En persianas eléctricas, el motor puede fallar si hay sobreesfuerzos o si se instala mal.
Qué revisar:
- ¿La cinta está deshilachada, rígida o suelta? Sustitúyela antes de que se rompa.
- ¿El motor hace ruido pero no sube la persiana? Puede estar desajustado o dañado.
- No fuerces nunca el mecanismo si notas resistencia.
Evita malos hábitos que desgastan la persiana
Muchos problemas se deben a pequeños gestos diarios que, sin darnos cuenta, van dañando el sistema:
- Subir o bajar la persiana con golpes o tirones bruscos.
- Forzarla cuando hay algo atascado en las guías.
- Dejar la persiana bajada muchos días sin moverla (se apelmazan las lamas).
- Cortar la corriente eléctrica en persianas automáticas sin desactivar el sistema.
Cambiar estos hábitos ayuda mucho a evitar averías prematuras.
Haz un pequeño mantenimiento cada 6 meses
No necesitas ser un experto ni desmontar nada. Solo con dedicar 10-15 minutos cada seis meses puedes prevenir problemas:
- Limpiar y revisar las lamas.
- Comprobar que sube y baja suavemente.
- Lubricar zonas clave si notas ruidos o tirones.
- Observar si hay desgaste visible en la cinta, eje o motor.
- Retirar hojas, tierra u objetos que hayan podido caer en las guías.
¿Y si ya tiene un problema?
Si tu persiana ya está fallando —por ejemplo, no sube, hace ruido o se ha quedado atascada— conviene actuar con rapidez para evitar daños mayores.
En nuestra web puedes consultar guías paso a paso sobre cómo solucionar pequeñas averías o, si lo prefieres, contactar con un profesional de confianza en tu zona.